
ENTREVISTA CON PIERRE COT (Exministro del Aire del gobierno del Frente Popular). Entrevista realizada por Yves Margueritte. Magazine Littéraire n.º 79-80. Bélgica, septiembre de 1973. Página 25 (Dossier Malraux)
—¿Cómo llegó André Malraux a ayudar al gobierno de la República Española durante la Guerra Civil?
En aquella época, se utilizaba a la gente tanto como era posible. Y entre los que más contaban estaba Malraux. Pero antes del estallido de la Guerra Civil, en julio de 1936, André Malraux ya había estado en España, donde desempeñó un importante papel en la propaganda republicana. Era un hombre sumamente elocuente: enardecía a las multitudes y ya era muy conocido.
En cuanto estalló la guerra, se impuso una misión: quería ver qué estaba sucediendo e informar a las fuerzas populares francesas. A España le faltaba un líder, a España le faltaban aviones; él era un líder de hombres, era apasionado. Malraux se convirtió inmediatamente en una figura importante: recibió el rango de coronel. Luego creó un grupo de aviación y asumió su mando. Probablemente no poseía grandes cualidades para ello, pero lo hizo con gran valentía. Pilotó un avión él mismo[i]. En resumen, hizo cosas extraordinarias… Sin embargo, fue en el campo de la propaganda donde sus acciones fueron más efectivas. Pero ya conocéis a Malraux, explotaba, y a algunas personas no les gustó eso. Rápidamente despertó cierta irritación. Además, los métodos de las Brigadas Internacionales, donde el fusil a menudo reemplazaba a los magistrados, ofendían su gusto por la justicia.
—¿Podemos hacer un balance de sus acciones?
El jefe del ejército del aire español lo criticó por haber, a pesar de todo, «creado cierto caos»[ii]. En parte es cierto, por supuesto, pero en mi opinión, su trabajo fue muy positivo. Era un hombre íntegro y apasionado. Había pocos de esos. En la práctica, fue un intermediario eficaz entre gobiernos. Pero sobre todo, gracias a su prestigio, sus amistades y la pasión que ponía en todo, permitió a España obtener apoyo financiero y armamentístico.
No hay que olvidar que la gran mayoría de los intelectuales de la época apoyaban al Frente Popular.
—¿Cómo fue su salida?
Fue tranquila. No se llevaba muy bien con el jefe del Ejército del Aire español. Se había expresado en contra de las prácticas habituales en el ejército: rigidez e incompetencia. Entonces, los jefes del gobierno español prefirieron utilizarlo exclusivamente para propaganda. Después, realizó misiones en la URSS y luego en otros países. Fue un magnífico animador, un extraordinario entrenador de hombres, que importaba, porque no debemos olvidar que los políticos que apoyaron incondicionalmente a los republicanos españoles eran muy pocos.

No debemos subestimar su papel: la Guerra Civil Española era a su medida.
Posteriormente, no aprobé su apoyo a De Gaulle. Pero su cambio de rumbo político, de hecho, comenzó en España, donde quedó profundamente impactado por la dureza de los comunistas. Se embarcó —iba a decir se dejó engañar— con De Gaulle. Con Malraux, siempre hay que dejar espacio a la imaginación. Personalmente, me inclinaría a pensar que glorificó a De Gaulle; él también tenía ese lado aventurero. Pero el propio Malraux lo dijo: «Cuando eliges, has de pagar».
NOTAS:
[i] N.T. Malraux ni tan siquiera conducía automóviles, no tenía carné. Sus biógrafos indican que no pilotó aviones, aunque sí dirigió la escuadrilla durante toda su trayectoria (agosto 1936-febrero 1937)
[ii] N.T. Ver: HIDALGO DE CISNEROS, Ignacio (1977) Cambio de rumbo. Vol. 2. Barcelona, Ed. Laia, página 213.