Saltar al contenido
Menú
VISOR A LA HISTORIA
  • BLOG (Esp-Fra-Cat)
    • FRANÇAIS
    • CATALÀ
  • CATEGORÍAS
    • DE QUÉ VA ESTO
    • CAMPO DE ESPERANZA
    • Historia
    • Biografía
    • Localización
    • Secuencia
    • AMIGOS/AS
  • SECUENCIAS
  • ANEXOS
    • Bibliografía
    • DRAMATIS PERSONAE
    • ENLACES ÚTILES
    • Imágenes
    • Vídeos
  • LA VERDADERA HISTORIA (Esp/Fra/Cat)
    • SIERRA DE TERUEL. 2- EL RODAJE
    • 4. EL RODAJE. Agosto 1938 -1ª.
VISOR A LA HISTORIA

11.8.1939: UNA PREMIÈRE DE SIERRA DE TERUEL

Publicada el agosto 13, 2025agosto 19, 2025

RECONOCIMIENTO DE ANDRÉ MALRAUX

Un día en el mundo, por Louis Aragón (Ce soir, 12 de agosto de 1939 Página 3)

En la zona del frente el ruido es tan terrible que todos los seres vivos, excepto el hombre, huyen. Solo la hormiga, sorda, permanece con él y camina tranquilamente hasta las ametralladoras. ¡Vean esto en primer plano… la hormiga…!

Hace más de un año, André Malraux me habló de su audaz proyecto de rodar su libro La Esperanza en España[i]. Esperaba, como siempre espero cualquier cosa que surja de este espíritu singular, la película Sierra de Teruel con el temor, debo admitirlo, de que los planos, en sí mismos hechos de observaciones preciosas y sutiles, como el de la hormiga, fueran a la vez el elemento esencial y el obstáculo para un escritor que ha meditado sobre el cine sin haberlo realizado.

Fotograma de la secuencia XXXVI La hormiga en el visor.

Ayer[ii] vi a la hormiga aparecer fugazmente en la pantalla. Está ahí, sin duda, pero en su lugar, como uno de los miles de detalles que habrían hecho gloriosa una película cada uno de ellos En esta, rodada en las precarias condiciones de la España en guerra, sin medios técnicos, con un gran escritor como director, sin duda, pero no un profesional, el milagro reside precisamente en esa riqueza de detalles hasta entonces desconocida que son la vida misma, la vida que desborda al protagonista por todos lados. La anécdota nos la traspasa profundamente a nosotros. Tanto es así que incluso olvidamos la proeza, el sorprendente y completo logro técnico…

Es un episodio de la Guerra Civil Española, en sus inicios. No es la historia de esa guerra, ni un símbolo, ni la imagen tópica y típica. En la región de Teruel, un escuadrón de aviadores internacionales, mezclados con españoles y comandados por un español, recibe la doble tarea de bombardear un aeródromo rebelde secreto y destruir un puente para apoyar la feroz resistencia del pueblo armado. En la primera parte de la película, vemos a los republicanos, con armas improvisadas, movilizando las energías más humildes en pueblos y aldeas donde las tropas rebeldes ya se infiltran. El heroísmo lo es casi todo en este momento y en este rincón del territorio, ¿qué puede hacer esta gente que se levanta de su trabajo, de sus hogares, para oponerse a los insurgentes? Un campesino escapa y cruza las líneas para decirles a los aviadores que puede guiarlos sobre su pueblo, hasta el lugar oculto donde se atrincheran los aviones de Franco. Esta es la miseria de esta escuadrilla, que cuenta con aviones de reserva, pero lleva meses esperando motores. Carece de faros para guiar el despegue de los aviones antes del amanecer: y la búsqueda de coches de pueblo en pueblo, de comité del Frente Popular en comité del Frente Popular, para iluminar la salida nocturna con sus luces. Los conductores ya han trabajado quince horas, ¿con qué abastecerán a los pueblos? «Haremos lo que podamos»: este estribillo, repetido por todas partes, es como el martilleo de la resolución popular. Y, a la hora señalada, mientras las piezas del matadero son llevadas a los pueblos a lomos de hombres, los coches están allí, con sus faros: los aviones despegan.

La segunda parte de la película es la incursión, con el campesino a bordo, aterrorizado por el espacio, las nubes y la tierra; y los objetivos alcanzados, y el ataque de los aviones enemigos superiores, armados con ametralladoras modernas, contra las viejas máquinas de 1913. El combate aéreo, los aviadores heridos, un avión dañado, y, en las montañas, en la Sierra de Teruel, la lenta caída, el choque contra los picos.

Entonces la película termina con la historia épica que los lectores de «La esperanza» no olvidarán: desde las cumbres de la sierra hasta la llanura, los muertos y los heridos son transportados por hombres y mulas, y desde todas partes, a lo largo del camino, la población abandona los pueblos para escoltar a los héroes caídos. Es con este flujo humano desde la montaña, el desfile por el pueblo y esta marcha fúnebre acompañada de un tema tan profundo y salvaje como las rocas por las que transitan, escrito por Darius Milhaud, que Sierra de Teruel termina, no en la desesperación de la muerte, sino en el corazón mismo de un pueblo para quien la muerte no es el fin, porque aún se puede honrar a un muerto. La película termina con el pueblo español, de pie y en silencio, saludando a sus muertos a los que nunca olvidarán.

La palabra escrita es pobre, y lo siento, yo que quiero expresar aquí la emoción que sentí; y lo sintió André Malraux, que quiso añadir a su libro esta gran imagen desnuda, simple y directa, pero que resume la esencia de lo que vio durante dos trágicos años. Me había prometido decir lo que la hace grande: la presencia patética y constante del pueblo de España, y de España, el sonido de la lengua española, y el color de la tierra, y los pueblos reales, los interiores conmovedores de las casas campesinas, España, les digo, y no un escenario, España como era, como es, desnuda y herida. Quería expresar esta cosa increíble: este desbordamiento de vida del que hablaba. Como en el cielo, en el momento de peligro y de combate, vemos, desde el avión alcanzado, el vuelo de pájaros blancos formando una gran V que se aleja; son las

Fotograma ssecuencia XXXVIII: El niño quiere ser aviador

migraciones que comienzan… Mientras también hablamos por teléfono desde un pueblo, nos enteramos del accidente, de las muertes, del hijo de la telefonista, en la habitación, que se pone gafas, extiende los brazos y juega a ser aviador… Los platos que lava la mujer en un rincón… La madre que instintivamente aparta a su bebé al pasar los heridos… La vida que la guerra no detiene. Y solo he hecho que contar la película.

Sierra de Teruel es un gran acontecimiento. No solo una fecha en la historia del cine (porque es una aproximación a la realidad como nunca antes hemos visto en pantalla), es una fecha en nuestra historia, una fecha en nuestra confianza en el destino humano, en el progreso infinito del hombre hacia verdaderos sentimientos humanos. Sierra de Teruel es un testimonio de la supervivencia de la grandeza humana. Lo opuesto a la propaganda en el sentido del Sr. Goebbels: vida indestructible, vida contra la que solo existe la furiosa e impotente empresa de la muerte con rostro lívido, de la vida que vencerá: La esperanza…

Gracias a André Malraux, Francia le dio a España no solo la no intervención, cuyo discreto espectro pasa por los hangares de los escuadrones donde los aviones esperan en vano sus motores. Gracias a André Malraux, un francés, le dio al pueblo español una película expiatoria. Esta película, que nos hace hablar de El acorazado Potemki[iii]n, de Chapáyev[iv], pero que tiene un estilo muy diferente a cualquier obra grande y hermosa que hayamos visto en el cine soviético. Esta película, que es una película española, con todo el amor francés en su esencia. Esta película en la que late el corazón de todos y en la que respira el genio de André Malraux. Un prefacio al gran orden del futuro. Y que nos devuelve el orgullo. Casi insoportablemente. Más allá de La Grande Illusion[v], la esperanza…

También escribo esto para él, Jean Renoir, que dejó París sin querer despedirse de mí… para los débiles o los cobardes, para los que se desesperaron de Francia demasiado pronto y a quienes, quizá, ya no podré mirar a la cara con calma después de esta película, y de esta guerra, y de esta gran pasión del pueblo español, hermano mío.

NOTAS:

[i] N.T. Nunca estuvo en la mente de Malraux trasponer L’espoir a la pantalla, aunque sí fragmentos de dicha novela, en especial algunos relacionados con sus recuerdos de la escuadrilla España, en la parte final del libro.

[ii] Después de una primera proyección en petit comité en junio, el 11 de agosto se hizo otra para críticos e intelectuales, en el cine Rex, en el 1 del boulevard Poissonière.

[iii] Sergei Eisenstein, 1925

[iv] Georgi y Sergei Vasilyev, 1934

[v] Jean Renoir, 1937

𝙎𝙄́𝙂𝙐𝙀𝙉𝙊𝙎 𝙔 𝘾𝙊𝙉𝙎𝙀𝙂𝙐𝙄𝙍𝘼́𝙎: 𝙉𝙀𝙒𝙎𝙇𝙀𝙏𝙏𝙀𝙍 𝙈𝙀𝙉𝙎𝙐𝘼𝙇 / 𝙋𝘿𝙁𝙨 / 𝙎𝙊𝙍𝙏𝙀𝙊𝙎 𝙏𝙍𝙄𝙈𝙀𝙎𝙏𝙍𝘼𝙇𝙀𝙎

Entradas recientes

  • PIERRE COT NOUS PARLE DE MALRAUX
  • PIERRE COT ENS PARLA DE MALRAUX
  • PIERRE COT NOS HABLA DE MALRAUX
  • 11.8.1939 Présentation de Sierra de Teruel
  • 11.8.1939 Presentació de SIERRA DE TERUEL

Categorías

Contacto

Correo para información sobre temas de este blog:

contacta@visorhistoria.com

©2025 VISOR A LA HISTORIA | Funciona con SuperbThemes