El próximo año se conmemorarán los cincuenta años de la muerte del escritor francés André Malraux. Nuestro país no quiere quedarse al margen de la remembranza y ya preparamos algunos actos a tal propósito. Este artículo (resumen de dos publicados en la web: https://cortum.org/) quiere ser una base de referencia inicial.
Un primer contacto significativo se produjo en julio de 1936. Comisionado por el gobierno francés para informarse sobre la situación abierta por un golpe de estado militar, se desplazó a Madrid, haciendo escala en Barcelona[i]. Un biógrafo dice[ii]: «En el aeropuerto de Barcelona encuentra un personaje tormentoso que reclama gritando un avión para ir a Madrid. Es el líder anarquista Durruti. (Malraux) le lleva en su avión, mientras crecía su admiración por
este combatiente del que dará algunos apuntes del personaje del Negus en L’espoir». En efecto, esta estancia, por corta que fuera, y llevara o no Durruti a Madrid, influyó sobre la redacción de su emblemática novela, no sólo en el personaje citado, sino también en el relato que alguien, quizás el propio Durruti le informó de los hechos del ataque a las Atarazanas, donde se estrelló un vehículo para forzar un paso que impedía un cañón, y donde murió el dirigente de la CNT Francisco Ascaso y que quedaron reflejado tanto en la novela como en el posterior filme Sierra de Teruel, en su secuencia IX.
Es posible que durante la época en la que creó y dirigió una escuadrilla de aviones, también realizara estancias en Barcelona, en especial en los primeros momentos. En los primeros días de agosto, antes de que se cerrara la frontera por la ignominiosa No Intervención, aterrizaron en Barcelona aviones adquiridos en Francia, algunos de ellos parte de la que sería inmediatamente la escuadrilla España, comandada por Malraux. Desgraciadamente, tres Dewoitine capotaron en el momento de aterrizar[iii], lo que el escritor reflejaría en la secuencia XXVII de su película.
Ya en 1937, se celebró, con una participación relevante de Malraux, el II Congreso Internacional de escritores en defensa de la cultura. Inaugurado en Valencia, pasó después a Madrid[iv] donde se celebraron la mayoría de los parlamentos, de lo que quisiera destacar uno. En estos tiempos donde las noticias falsas o manipuladas están a la orden del día, conviene recordar un fragmento de la alocución del presidente de Les Corts, SR. Martínez Barrio[v]: «Pronto pasareis la frontera. No os pedimos que desfiguréis nada de lo que habéis visto, ni que presentéis la verdad con otros aspectos que los que hayáis comprobado. Con que vuestro testimonio sea veraz para nosotros será suficiente. No pedimos al mundo otra cosa que se nos conozca. Las trágicas realidades que habéis vivido son las de un pueblo que solo cometió el delito de querer dirigir su propio destino. Diciendo la verdad nos hacéis un gran servicio”.
Después, vía Cuenca, Peñíscola y Benicarló, llegaron a Barcelona el 11 de julio, donde hubo un corto pero apretado conjunto de actos[vi]. Alojados en el hotel Majestic, por la noche se hizo un acto de afirmación antifascista en el Palau de la Música. Al día siguiente, visitaron la Consejería de Cultura, el ayuntamiento y al presidente Companys, y después asistieron a la inauguración de la Exposición del Libro Catalán, en el Casal de Cultura en la plaza Catalunya, 14; siguió una comida en la Font del Lleó, y ya por la tarde se celebró un acto folclórico en la Universidad o un concierto en el Liceo con actuación de Pau Casals.
No hay constancia de que Malraux hablara en alguno de estos actos protocolarios, aunque sí estuvo en Barcelona con los congresistas[vii], pero como testimonio del ambiente que se respiró, se puede mencionar un fragmento de su intervención en Madrid, el 7 de julio, en el cine Salamanca, donde él presidía una de las mesas[viii]: “El primero de mayo se celebró en París una jornada de solidaridad con el pueblo español. Para hacer comprensible la situación, había una sábana con la fotografía de los niños muertos que todos conocéis. Cuando las decenas de miles de obreros pasaban por delante, inclinaban las banderas y muchos, inclinaban también a su hijo vivo […] Recibid el saludo de los que estamos aquí, sea como combatientes o como escritores, y de la misma manera que los obreros inclinaban a sus hijos, nosotros nos inclinamos ante vuestro valor”.
La mañana del día 13, algunos congresistas se quedaron un tiempo más en Barcelona, mientras otros fueron hasta la frontera francesa, visitando Girona, para después ir a París. Malraux se dirigió hacia el sur de Francia, a Vernet-les-Bains, donde, con los recuerdos de lo que había vivido y lo que le habían contado durante los primeros meses de guerra, empezó la redacción de L’espoir, su mítica novela, que un año después serviría de base al rodaje, también en Barcelona, de un hito histórico en el mundo del cine: Sierra de Teruel.
Al año siguiente, la presencia de Malraux se hace constante en Barcelona, con la tarea de rodar Sierra de Teruel.
Una vez publicada su novela L’espoir (Gallimard, 1937), su voluntad de difundir la causa de la II República le llevó a querer filmar una película de ficción, basada en los hechos reales que había vivido o que le habían contado. La idea había surgido en Hollywood, durante su visita un año antes[ix]. El cine como herramienta para emocionar a la ciudadanía que, a su vez, presionaría para revertir las leyes que ahogaban a la República al negarle los suministros necesarios por culpa de la No-Intervención.
Malraux dedicó los primeros meses de 1938 a estructurar el guion y encontrar el apoyo necesario. Llegado a Barcelona, logró del Ministerio de Instrucción Pública, encargado también de la propaganda, la promesa de una ayuda de 100.000 francos franceses y 750.000 pesetas, que iría recibiendo con cuentagotas. Esto implicaba, entre otras condiciones, que los actores fueran españoles. En abril, Malraux contactó con Max Aub[x], en aquellos momentos secretario del Consejo Nacional del Teatro, para que fuera su ayudante. Le dijo:
—Haremos una película.
—Yo no sé nada de cine. Si un caso de teatro –respondió Aub.
—Yo tampoco. Pero haremos una película –concluyó Malraux.

Durante la primavera visitaron posibles lugares de rodaje, contrataron a actores (entre ellos Josep Santpere, estrella del Paralelo, para el papel del comandante Peña) y también Boris Peskine para hacer el guion técnico. También consiguen la cesión de los estudios Orphea (originariamente palacio de la Química durante la exposición de 1929, junto al Poble Espanyol, y que hoy es un siniestro parquin) y un despacho cedido por la Comisaría de Propaganda de la Generalitat, dirigida por Met Miravitlles, ubicada en el número 412bis de la Avenida 14 de abril (hoy Diagonal).
El rodaje se inició a primeros de agosto en los estudios Orphea[xi] y duró hasta dos días antes de la entrada de los franquistas en Barcelona, el 26 de enero de 1939. En este tiempo, Malraux y su compañera Josette Clotis se alojaban en el hotel Ritz, mientras que Max Aub, como muchos otros periodistas extranjeros,
Con la guerra yendo por mal borrón, se hacía cada vez más difícil rodar exteriores en ubicaciones que conocían y que hubieran podido ser muy adecuadas, como el barrio viejo de Cervera. Así, es necesario remarcar los lugares de Barcelona como básicos, dada la dificultad de desplazamiento del equipo de rodaje. Sin embargo, rodaron también, en septiembre en la parte antigua de Tarragona..

Además de los estudios Orphea también se rodó en el vecino Poble Espanyol. Esto implicaba una dificultad añadida: las instalaciones estaban ocupadas por el Campo de Trabajo núm. 1 del Servicio de Inteligencia Militar (el temido SIM), así que cuando se quería llevar extras, éstos reaccionaban con miedo a la convocatoria.
Dentro de la ciudad, quizá la secuencia más larga (VII) se rodó en la calle Santa Ana. Aquí las dificultades vinieron por la gente curiosa, tanto en la calle, donde tuvo que establecerse un control policial, como incluso de los habitantes que se asomaban por el balcón, atraídos por el equipamiento cinematográfico. En los mismos días se rodaron también unos breves planos en la calle Montcada núm. 15 (palacio Aguilar, hoy Museo Picasso) y en la calle Petritxol núm. 15, donde por entonces estaba la Cestería Lledó Mas.
Finalmente, cerca de Barcelona, se rodaron planes relacionados con aviones en el aeropuerto de El Prat (sobre todo el militar de La Volateria) y Sabadell. Cabe mencionar sobre todo el rodaje de la secuencia más emblemática de Sierra de Teruel en octubre de 1938, la XXXIX y última[xii], hecha en Collbató y en el camino de las cuevas del Salitre de Montserrat, donde estuvieron cerca de una semana y para lo que la República dejó 2.500 soldados en fase de formación que actuaron como extras.

Huelga decir las dificultades que tuvieron quienes se empeñaron en rodar una película en una Cataluña en guerra. Los bombardeos, en la segunda mitad de 1938 eran casi a diario, lo que significaba el corte de la corriente eléctrica y, por tanto, la imposibilidad de revelar los negativos, que debían ser enviados a Francia donde se positivaban a los Estudios Pathé de Joinville-le-pont cerca de París. Como dificultad añadida hay que decir que la frontera estaba prácticamente cerrada todo el tiempo, y esto quería decir que no se podían ver los resultados de la filmación hasta al cabo de unas semanas. El propio bloqueo impedía conseguir la suficiente película virgen e incluso cualquier tipo de material, desde focos a maquillaje.
El equipo de rodaje abandonó Barcelona cuando, desde Montjuïc, ya se podían ver las hogueras de las tropas rebeldes en el Llobregat. Fue cuando rodaron el último plano en Cataluña, la destrucción del puente sobre el río, que se incluyó en la secuencia XXXV.
No habiendo podido terminar el rodaje, siguieron filmando en Francia, en los estudios Pathé y en Villefranche-de-Rouergue, hasta que, apresurados por la inminencia del estallido de la segunda guerra mundial, pudieron montar 28 de las 39 secuencias previstas y realizar unas pocas exhibiciones privadas para el gobierno de la República en el exilio, algunos críticos e intelectuales.
La historia no acaba aquí. En caso de que se os haya despertado la curiosidad se puede seguir con todo tipo de análisis y referencias en:
SABER +: La verdadera historia del rodaje de Sierra de Teruel
Antoni Cisteró
NOTAS;
[i] Los historiadores discrepan sobre la trayectoria de este viaje. Ver: https://www.visorhistoria.com/el-vuelo-de-malraux-2/
[ii] LACOUTURE, Jean. (1976) Malraux, une vie dans le siècle. Página 213.
[iii] GESALÍ, David i IÑIGUEZ, David (2012) La guerra aèria a Catalunya (1936-1939). Barcelona, Rafael Dalmau. Pàgines 63-64.
[iv] Donde Malraux estuvo a punto de perecer en un accidente de coche junto al escritor Ilya Ehrenburg.
[v] AZNAR SOLER, Manuel (2018) Segundo Congreso Interncional de Escritores para la defensa de la Cultura. València, Institució Alfons el Magnànim.
[vi] AZNAR SOLER (2018): 444.
[vii] La Humanitat, 13.7.1937, página 4.
[viii] AZNAR SOLER (2018): 339
[ix] https://www.visorhistoria.com/america-america/
[x] https://www.visorhistoria.com/vamos-a-hacer-una-pelicula-2/
[xi] https://www.visorhistoria.com/orphea-y-sierra-de-teruel/
[xii] https://www.visorhistoria.com/secuencia-xxxix-localizaciones/